Nos enfocamos a nuestra Facultad, la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, donde el problema de drogas aun no es masivo, con excepción del alcohol. Ingrediente infaltable en las juntas estudiantiles posteriores a las clases curriculares, por lo que es a este a quien atacaremos para disminuir sus índices de consumo.
La pregunta que mejor calza aquí es peguntarse y preguntarles ¿Para qué? o ¿Por qué necesitan tomar?, ¿Qué es lo que ellos no pueden decir o no pueden hacer sin alcohol y qué este elemento les hace más fácil?
Durante nuestra investigación, en el texto “Viva la diferencia”
de la psicóloga chilena Pilar Sordo, encontramos el siguiente fragmento que representa completamente nuestro pensamiento:“…El tema de fondo no es el alcohol y las drogas matan neuronas o hacen mal, pues todos sabemos que el que esta drogado o con alcohol lo pasa bien mientras esta en este estado y no piensa en las consecuencias. El drama viene después cuando los efectos desaparecen y no recuerdan lo que hicieron o son tan distintos que lo único que quieren es repetir esta sensación de falsa felicidad…Alcohol y drogas son hoy una necesidad social y permiten probar personalidad y carácter…Aseguran entretención a toda actividad social que se realice. Ello, dentro del contexto que implica formar parte de una generación que pretende evitar las responsabilidades que tiene que enfrentar, que prefiere “borrarse” por un rato para no experimentar angustias ni tristezas, pues no saben como enfrentarlas... Alcohol y drogas son la solución ideal, son rápidas en sus efectos y cambian lo que no me gusta de mi, disfrazan miedos, me hacen parecer valiente por un rato…”
Teniendo el problema reconocido podemos decir que nuestra misión es concientizar a los jóvenes de que hay otras formas de aplacar estas falencias y el alcohol lo único que hará, al consumirlo desmedidamente, será acrecentarlas. Cambiar su forma de ver esta realidad, y el errado concepto de: no hay “carrete” sin “copete”.
Esto mediante una serie de mensajes de carácter explicativo, breves, concisos y directos que nos ayuden a apoyar a los jóvenes y hacer una clara distinción entre alcohol y diversión.
Proponemos esta estrategia de mensajes cortos ya que nosotros como jóvenes notamos que en general no tenemos tiempo ni ganas para leer textos muy extensos o escuchar discursos muy largos. Creemos que imágenes llamativas y frases precisas hacen de este método una muy eficiente forma de interiorizar información.
Alvaro Saglietto R.
Javiera Urrutia R.
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